sábado, 24 de mayo de 2014

"Goodbye Indo"


No quisimos irnos de Indonesia sin tener otra impresión que no fuera la Isla de Bali. Las opciones eran ir hacia el oeste –a Java o Sumatra-­ lo que implicaba volar a Yakarta a menos que decidiéramos ir en barco a Grajagan, mundialmente conocida por G-Land, una de las olas surfeables más feroces del mundo y rodeada por una densa selva donde aun se ven tigres. La otra opción era viajar hacia el este: Nusa Lembongan, Lombok, Sumbawa,  o la pequeña isla cristiana de Rote muy cerca de Timor. Nuestro debate duró semanas. Por un lado, nuestro amigo Jonas Heikkila, un surfero canario-finlandés con quien compartimos nuestra estancia en Bali, ansioso por descubrir nuevos rompientes nos empujaba a Sumatra, concretamente a una isla al sur del Siberut, en el archipiélago de las Mentawais, otro enclave famoso por sus olas perfectas y solitarias pero también por ser uno de los lugares del planeta con mayor actividad sísmica donde se pelean la placa Asiática con la Australiana. Jonás no se contuvo y partió de avanzadilla. De vez en cuando se jugaba el pellejo subido a unos sacos de arroz  que se apilaban bajo una palmera cuajada de cocos maduros a 10 metros de su cabeza, desde donde en busca de cobertura nos avanzaba novedades.

Te pillé
Por otro lado,  otro grupo de amigos había plantado su base de operaciones con nosotros: Daida Mascaró, una somelier canario-sueca en periodo reflexivo; y Raduan El Chouaibi, un cooperante que aprovechó su semana de vacaciones en la fundación Vicente Ferrer en Anantapur India para dejar atrás a sus alumnos y su raqueta de tenis para venirse a Bali a surfear. Con ellos nos decidimos finalmente por viajar hacia el este, hacia el sur de Lombok, coincidiendo con un parte meteorológico que auguraba por fin la mayor marejada desde que llegamos a Indo y haciendo un poco oídos sordos al riesgo de malaria que oficialmente se declara en todas las islas que quedan al este de Bali.

La mejor manera de llegar a Lombok desde Bali es en ferry. Desde Padang-Bai sale cada hora un barco rumbo a Lembar. Llevar un coche cuesta 700.000 rupias, unos 40 euros. Todo lo que quepa en el coche; personas, animales y cosas, van incluidos en la tarifa. Son ferrys austeros y muy lentos pero flotan bien. Las seis horas de trayecto se soportan entre la cubierta exterior expuesta al sol,  o en un gran salón de butacas y hamacas expuesto a la estridente música de video clips Indonesios. Personalmente opté por una combinación de ambas cosas visitando de cuando en cuando los aseos donde recomiendo entrar en modo apnea para tirarse una palangana de agua fresca por encima y así aliviar el calor.

En el ferry se interactúa de forma natural con los Indonesios que son muy sociables. Conocimos a un grupo de estudiantes de Lombok que volvían de regreso de Java donde una multinacional coreana les prepara como futuros operadores de fábrica en Seúl. Contaban con orgullo que el próximo año se convertirían en jóvenes emigrantes que ayudarían a sus familias, que por lo general suelen ser muy humildes. Pudimos comprobarlo al desembarcar. Lombok vive de la agricultura, pesca y ganadería, como Bali hace treinta años. Secan y trillan su grano en medio de calles que alguna vez vieron asfalto y que al mismo tiempo siguen sirviendo de vías públicas, como lugares de venta ambulante, talleres, peluquerías o simplemente como lugar de café y tertulia.  

La gran diferencia con Bali la marca la ausencia de templos hinduistas y una enorme cantidad de mezquitas que contrasta por su porte con el resto de edificación que la rodea. Desde ellas al amanecer y al atardecer el canto Islamista invita a los fieles a la oración.

La costa sur de Lombok es muy accidentada. Se alternan acantilados de piedra caliza y arenisca con bahías y ensenadas que a la vez suelen ser desembocaduras de ríos y arroyos. Se explotan comercialmente de dos maneras; como zona de captura y almacenaje de larvas de langosta que por un euro son exportadas a Tailandia y Vietnam para su cría y engorde, o como nuevo enclave turístico que aprovecha el tirón de Bali. El gobierno Indonesio ha dotado a Lombok de las únicas cosas que a su manera entiende que necesita el turismo; un hospital y un aeropuerto Internacional. Desde hace muy poco operan vuelos directos desde Jakarta, Singapore y Australia. Como toda la costa sur Indonesia, el caprichoso contorno de la costa está expuesto a la marejada que provocan las lejanas borrascas antárticas, y por lo tanto, reúne unas condiciones excepcionales para la práctica del surf, y es precisamente eso lo que viene buscando el turismo que se está desarrollando en Lombok. En Ekkas, un pueblito perdido al que llegamos después de cuatro horas de camino por lo más profundo de la Isla, encontramos el tesoro: Grandes olas, que rompían perfectamente hacia ambos lados, y una luz al atardecer que convertía la lisa superficie del mar en un espejo. Poder disfrutar en solitario de esas condiciones fue la dulce despedida que Indonesia nos tenía preparada.

Nos fuimos de Lombok con ganas de más y volvimos a Bali con sensación de quien regresa a casa, donde disponíamos de dos semanas para irnos despidiendo y mentalizándonos para el cambio radical que iba a suponer en nuestras rutinas nuestro próximo destino: la ciudad de Tokyo.

Dejamos atrás Bingin, nuestro más largo asentamiento desde que salimos de Tenerife en enero. Dijimos adiós con lágrimas a nuestra cabaña de techo de palmera, al acantilado y sus escaleritas, a Ganesh, a la bajamar con sus charcos, al surfing por turnos, a todos los Wayan, Made, Nyoman y Ketut de Bali, y pasamos la última noche en Canggu al calor humano de Tomás Perdigón y Zamora. Con sus consejos y apoyo, ellos representaron la figura paternal estos meses. Llegaron en los 80, cuando Bali era aún inocente y las mujeres en pareo y con el pecho descubierto recibían a los visitantes en una terminal de bambú para colgarles collares de flores. A ellos y a esa encantadora isla: miles de gracias.

Seguimos tu consejo Tomás: nos dejamos llevar, ya veremos hacia dónde, y siempre en atenta escucha.



El buen pastor
3, 2, 1...
La la lara larita...

En busca de Outside Ekkas la comunidad nos envolvió

¿Cómo los metió?... y perdóneme Ud.

Raduan pasea

A por olas

United colors of Lombok

¿amigos?

Pato al agua

Inside Ekkas. Nuestro "playground" de Lombok

Atardece en Nyang-Nyang. Bali

Último baño en Bingin

Líneas

Instinto: Un mes más y acaba vendiendo el pescado a los locales.

Bingin desde el acantilado

Tres horizontes: Impossibles, Padang, Uluwatu