No quisimos irnos de Indonesia
sin tener otra impresión que no fuera la Isla de Bali. Las opciones eran ir hacia el oeste
–a Java o Sumatra- lo que implicaba volar a Yakarta a menos que decidiéramos
ir en barco a Grajagan, mundialmente conocida por G-Land, una de las olas
surfeables más feroces del mundo y rodeada por una densa selva donde aun se ven
tigres. La otra opción era viajar hacia el este: Nusa Lembongan, Lombok,
Sumbawa, o la pequeña isla cristiana de
Rote muy cerca de Timor. Nuestro debate duró semanas. Por un lado, nuestro
amigo Jonas Heikkila, un surfero canario-finlandés con quien compartimos
nuestra estancia en Bali, ansioso por descubrir nuevos rompientes nos empujaba
a Sumatra, concretamente a una isla al sur del Siberut, en el archipiélago de
las Mentawais, otro enclave famoso por sus olas perfectas y solitarias pero
también por ser uno de los lugares del planeta con mayor actividad sísmica
donde se pelean la placa Asiática con la Australiana. Jonás
no se contuvo y partió de avanzadilla. De vez en cuando se jugaba el
pellejo subido a unos sacos de arroz que
se apilaban bajo una palmera cuajada de cocos maduros a 10 metros de su cabeza,
desde donde en busca de cobertura nos avanzaba novedades.
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Te pillé |
Por otro lado, otro grupo de amigos había plantado su base de
operaciones con nosotros: Daida Mascaró, una somelier canario-sueca en periodo
reflexivo; y Raduan El Chouaibi, un cooperante que aprovechó su semana de
vacaciones en la fundación Vicente Ferrer en Anantapur India para dejar atrás a
sus alumnos y su raqueta de tenis para venirse a Bali a surfear. Con ellos nos
decidimos finalmente por viajar hacia el este, hacia el sur de Lombok,
coincidiendo con un parte meteorológico que auguraba por fin la mayor marejada
desde que llegamos a Indo y haciendo un poco oídos sordos al riesgo de malaria
que oficialmente se declara en todas las islas que quedan al este de Bali.
La mejor manera de llegar a
Lombok desde Bali es en ferry. Desde Padang-Bai sale cada hora un barco rumbo a Lembar. Llevar un coche cuesta 700.000 rupias, unos
40 euros. Todo lo que quepa en el coche; personas, animales y cosas, van
incluidos en la tarifa. Son ferrys austeros y muy lentos pero flotan bien. Las seis
horas de trayecto se soportan entre la cubierta exterior expuesta al sol, o en un gran salón de butacas y hamacas
expuesto a la estridente música de video clips Indonesios. Personalmente opté por una combinación de ambas cosas visitando de cuando en cuando los aseos
donde recomiendo entrar en modo apnea para tirarse una palangana de agua fresca
por encima y así aliviar el calor.
En el
ferry se interactúa de forma natural con los Indonesios que son muy sociables.
Conocimos a un grupo de estudiantes de Lombok que volvían de regreso de Java
donde una multinacional coreana les prepara como futuros operadores de fábrica
en Seúl. Contaban con orgullo que el próximo año se convertirían en jóvenes emigrantes
que ayudarían a sus familias, que por lo general suelen ser muy humildes.
Pudimos comprobarlo al desembarcar. Lombok vive de la agricultura, pesca y
ganadería, como Bali hace treinta años. Secan y trillan su grano en medio de
calles que alguna vez vieron asfalto y que al mismo tiempo siguen sirviendo de
vías públicas, como lugares de venta ambulante, talleres, peluquerías o simplemente
como lugar de café y tertulia.
La gran
diferencia con Bali la marca la ausencia de templos hinduistas y una enorme
cantidad de mezquitas que contrasta por su porte con el resto de edificación
que la rodea. Desde ellas al amanecer y al atardecer el canto Islamista invita
a los fieles a la oración.
La
costa sur de Lombok es muy accidentada. Se alternan acantilados de piedra
caliza y arenisca con bahías y ensenadas que a la vez suelen ser desembocaduras
de ríos y arroyos. Se explotan comercialmente de dos maneras; como zona de
captura y almacenaje de larvas de langosta que por un euro son exportadas a
Tailandia y Vietnam para su cría y engorde, o como nuevo enclave turístico que
aprovecha el tirón de Bali. El gobierno Indonesio ha dotado a Lombok de las
únicas cosas que a su manera entiende que necesita el turismo; un hospital y un
aeropuerto Internacional. Desde hace muy poco operan vuelos directos desde Jakarta,
Singapore y Australia. Como toda la
costa sur Indonesia, el caprichoso contorno de la costa está expuesto a la
marejada que provocan las lejanas borrascas antárticas, y por lo tanto, reúne
unas condiciones excepcionales para la práctica del surf, y es precisamente eso
lo que viene buscando el turismo que se está desarrollando en Lombok. En Ekkas,
un pueblito perdido al que llegamos después de cuatro horas de camino por lo más
profundo de la Isla,
encontramos el tesoro: Grandes olas, que rompían perfectamente hacia ambos
lados, y una luz al atardecer que convertía la lisa superficie del mar en un
espejo. Poder disfrutar en solitario de esas condiciones fue la dulce despedida
que Indonesia nos tenía preparada.
Nos
fuimos de Lombok con ganas de más y volvimos a Bali con sensación de quien
regresa a casa, donde disponíamos de dos semanas para irnos despidiendo y
mentalizándonos para el cambio radical que iba a suponer en nuestras rutinas
nuestro próximo destino: la ciudad de Tokyo.
Dejamos
atrás Bingin, nuestro más largo asentamiento desde que salimos de Tenerife en
enero. Dijimos adiós con lágrimas a nuestra cabaña de techo de palmera, al
acantilado y sus escaleritas, a Ganesh, a la bajamar con sus charcos, al
surfing por turnos, a todos los Wayan, Made, Nyoman y Ketut de Bali, y pasamos
la última noche en Canggu al calor humano de Tomás Perdigón y Zamora. Con sus
consejos y apoyo, ellos representaron la figura paternal estos meses. Llegaron
en los 80, cuando Bali era aún inocente y las mujeres en pareo y con el pecho
descubierto recibían a los visitantes en una terminal de bambú para colgarles collares
de flores. A ellos y a esa encantadora isla: miles de gracias.
Seguimos
tu consejo Tomás: nos dejamos llevar, ya veremos hacia dónde, y siempre en
atenta escucha.
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El buen pastor |
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3, 2, 1... |
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La la lara larita... |
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En busca de Outside Ekkas la comunidad nos envolvió |
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¿Cómo los metió?... y perdóneme Ud. |
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Raduan pasea |
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A por olas |
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United colors of Lombok |
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¿amigos? |
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Pato al agua |
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Inside Ekkas. Nuestro "playground" de Lombok |
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Atardece en Nyang-Nyang. Bali |
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Último baño en Bingin |
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Líneas |
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Instinto: Un mes más y acaba vendiendo el pescado a los locales. |
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Bingin desde el acantilado |
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Tres horizontes: Impossibles, Padang, Uluwatu |